Renata Kursa, de Lublin, Polonia, tiene un bóxer y una gansa de cuatro años. El bóxer se llama Baks y sufrió un accidente que lo dejó ciego y lisiado. La gansa se llama Buttons y gracias a ella, Baks se sobrepuso a su ceguera y a su inmovilidad. La gansa desde entonces acompaña al perro a todas partes y le hace de guía lazarillo, mientras que el perro la sigue apoyándose en ella. El perro entiende a donde ir dependiendo de lo que ella le expresa: La gansa tiene voces diferentes para cada dirección. La dueña asegura que incluso persiguen juntos al cartero.
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