BIODIVERSIDAD
Secuencian el genoma de este gran simio
Genes que ayudan a salvar al gorila de montaña
El genoma de los gorilas de montaña revela que, pese a su baja variabilidad genética, se han adaptado a su endogamia, lo que les ha ayudado a sobrevivir
De las cuatro subespecies de gorilas que hay, el de montaña era el único cuyo genoma faltaba por secuenciar
Una familia de gorilas de montaña en Ruanda. Vídeo: INMACULADA COBO / Foto: GORILLA DOCTORS
GENTE INOCENTE, GRANDE DE ESPÍRITU Y QUE CONSAGRAN SU VIDA AL REINO DE LA NATURALEZA, SEGUIRÁN PERDIENDO LA VIDA AL LADO DE LOS ÚNICOS “CARNICEROS DE LA VIDA” LOS ASESINOS EN BUSCA DE ENRIQUECERSE SIN IMPORTAR LOS MEDIOS.
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Hollywood lanzó a la fama a los gorilas de montaña (Gorilla beringei beringei). Corrían los años 80 y la población de este gran simio se había reducido drásticamente hasta llegar apenas a los 250 ejemplares cuando se estrenó la película Gorilas en la Niebla, basada en la vida en África de la primatóloga estadounidense Dian Fossey (1932-1985), asesinada en Ruanda. Su trabajo en las montañas Virunga dio a conocer las amenazas a las que se enfrentaban estos grandes primates, que sólo viven ya en Uganda, Ruanda y la República Democrática del Congo. Pero sobre todo, permitió que se pusieran en marcha medidas de conservación que han logrado que su población aumente hasta los aproximadamente 900 ejemplares que hay ahora.
Un equipo internacional de científicos presenta esta semana en la revista Science la variabilidad genética de varios gorilas de montaña, una herramienta que ayudará a proteger y a conocer mejor a estos animales, a los otros grandes primates (chimpancés, orangutanes y bonobos, cuyos genomas ya han sido secuenciados) y a los seres humanos, pues compartimos con ellos buena parte de nuestros genes.
«La diferencia genética entre gorilas y humanos se situaría entre un mínimo de un 1,5% y un máximo, difícil de estimar, pero que podría ser de más del 15%», explica a EL MUNDO Tomàs Marquès-Bonet, investigador ICREA que ha participado en la secuenciación del genoma de gorila montaña y del resto de grandes simios. De las cuatro subespecies de gorilas que hay, el de montaña era el único que faltaba por secuenciar.
Sin embargo, según subraya por teléfono el investigador del Instituto de Biología Evolutiva (CSIC-Universitat Pompeu Fabra), a diferencia del estudio que publicaron en 2013, en el que intentaban aportar algo de luz para entender qué nos hace humanos utilizando los genomas ya disponibles de todas las especies de grandes simios(menos el del gorila de montaña), el objetivo de este trabajo «no ha sido compararlo con nuestro genoma, sino entender la historia evolutiva de los gorilas, especialmente la de los gorilas».
La conclusión más destacada es que tienen un alto nivel deendogamia y baja variabilidad genética. La endogamia de estos primates habría eliminado muchas mutaciones genéticas perjudiciales, contribuyendo a su supervivencia: «Hemos demostrado que el hecho de que una especie tenga una alta consanguinidad durante muchas generaciones no significa que la especie esté condenada a la extinción», asegura Marquès-Bonet.
La diversidad genética de los gorilas de montaña es mucho menor que la de los gorilas de llanura del oeste. «En un tercio de su genoma, casi no vemos mutaciones entre los cromosomas del padre y de la madre. Son idénticos. Y esto es muy raro porque si cogiésemos individuos humanos al azar, lo normal es que encuentres una mutación entre los cromosomas del padre y la madre cada 1.000 bases químicas que vas comparando», explica.
Mutaciones 'malas'
«Los niveles de endogamia son muy altos en el gorila de montaña, de un 30% de promedio, cuando lo máximo que habíamos encontrado era un 5 o 6% en otros simios», afirma. Y esto tiene varias consecuencias. «En genética de conservación, la tendencia es que las poblaciones salvajes con un alto nivel de consanguinidad estén condenadas a extinguirse, pero lo sorprendente de este estudio es que han tenido baja diversidad genética desde hace 20.000 años, lo que abre una puerta a la esperanza de que no estén condenados a desaparecer», añade.
«Vemos en el gorila de montaña menos mutaciones deletéreas (malas) de las que se esperarían debido a su baja diversidad genética, menos que en otras subespecies de gorilas. Es un dato muy sorprendente», señala el científico.
Entre el Centro Nacional de Análisis Genómico (CNAG) y el Instituto Sanger (Reino Unido) se secuenciaron los genomas de siete gorilas de Ruanda a partir de las muestras de sangre tomadas por Gorilla Doctors, una organización de veterinarios que desde 1986 trata a estos animales en plena selva: «Su población está creciendo a un ritmo del 4% anual», señala a este diario Mike Cranfield, veterinario jefe de Gorilla Doctors y coautor del estudio. «Entre otros aspectos, este estudio nos dice que no tenemos que estar excesivamente preocupados por los efectos de la endogamia en la sostenibilidad de la población», afirma.
Mantener grandes simios vivos y estudiarlos a fondo es prioritario para entender como funciona el genoma humano, aunque sea desde una perspectiva egoísta, sostiene Marquès-Bonet: «Secuenciar genomas de nuestros parientes evolutivos vivos no ayuda directamente a curar a nadie, pero nos da herramientas para entender mejor cómo funciona el genoma humano, que aún no comprendemos bien».
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