Por lo general, a los gatos les incomoda que se les toque sus bigotes. No porque sean poco cariñosos, sino porque son vellos sensoriales muy sensibles que cumplen la función de un preciso y sofisticado radar.
Los veterinarios Francisco Canales y Héctor Llalla nos aclaran que los bigotes de los felinos se encuentran enraizados profundamente en la piel y están rodeados por nervios, células sensitivas y músculos.
A los bigotes también se los llama vibrisas, porque a través de ellos los gatos captan las mínimas vibraciones del aire que les rodea y choca con los objetos y pueden percibir el tamaño y la ubicación de los obstáculos.
Además, como los gatos no ven muy bien de cerca, los bigotes los ayudan a conocer mejor su alrededor. Gracias a esos pelos largos, gruesos y flexibles que se ubican en diferentes lugares de su cara, calculan las distancias cuando saltan y evalúan el tamaño y distancia de su presa.
También les permite desplazarse por lugares pequeños o caminar en línea recta. Si tienes un gato, nunca le cortes sus bigotes por más largos que sean, perderá el sentido de orientación y el equilibrio, podría lastimarse si salta o corre porque no calculará bien los espacios o tropezará o se atascará si se desplaza por algún lugar estrecho.
Además, las vibrisas cuentan con muchísimas terminaciones nerviosas y si se las cortas, le dolerá. Pero, si por algún accidente tu mascota pierde los bigotes, no te preocupes, éstos volverán a crecer y recuperarán su tamaño en uno o dos meses si no se ha dañado el bulbo piloso.
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